Tal y como indica la legislación europea, los materiales utilizados para el envasado y embalaje no deberían ser una fuente de contaminación, y además deberán almacenarse de modo que los productos no estén expuestos a ningún riesgo de contaminación.
La problemática viene de mano de los transportistas, ya que estos son los encargados de garantizar unas condiciones higiénico-sanitarias de sus vehículos óptimas, mientras se permite que los productos alimenticios se coloquen sobre estos palés de madera sin ningún tipo de control.
Desde el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNCT), reclaman que las labores de lavado, mantenimiento y conservación adecuada a estos palés, debería ser tarea de aquellos que “disfrutan de su uso”: los cargadores y distribuidores.
La solución viene de la mano de los palés de plástico. Este material reúne unas condiciones óptimas que propician su uso. Son más ligeros, más limpios, impermeables, reciclables, sin astillas ni clavos, además de ser más higiénicos. Todos estos factores suponen una mejora en los costes, la eficiencia, la higiene y la sostenibilidad del sector.